Los niños de la posguerra no recibían juguetes y no les quedaba otra que fabricárselos ellos mismos. Un juguete muy popular en aquella época fue el caleidoscopio. Los niños siempre rondaban las cristalerías para ver si había algunas sobras de tiras de espejo. Damos las gracias a Rafael Álvarez Toro, de Cristalony, por habernos preparado gentil y gratuitamente las tiras.
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