domingo, 6 de diciembre de 2009

Conversaciones etnobiológicas con personas mayores

Upupa epops (abubilla o bejuguilla)

Residencia 3ª edad Priego 9-12-04

En diciembre de 2.004 se me ocurrió visitar las residencias de ancianos de la comarca para preguntarles cosas sobre la naturaleza (especialmente sobre los animales, ya que el saber tradicional acerca de las plantas estaba más investigado en la comarca, sobre todo por Enrique Triano y sus colaboradores). Visité el hogar del pensionista, pero allí no había mucho interés en colaborar. Paradójicamente, encontré mucha más receptividad entre los más ancianos. En la residencia GEISS recibí mucho apoyo para mi idea por parte del director y de la monitora de tiempo libre, Mache, que facilitaron mi trabajo. En ella, un hombre de Cabra, cercano a los cien años, salió de su letargo con una expresión infantil cuando le mostré en mi ordenador portátil imágenes de grillos y cigarrones. Me dijo que en su época los cigarrones eran usados como cebos para atrapar pájaros, y recordaba plagas de langostas. Al petirrojo lo llamaban petirrubio en Cabra.

Allí conocí a Francisco Dorado Jiménez, de Córdoba, un hombre de unos 70 y bastantes u ochenta años. Es uno de los que más autonomía y lucidez tiene en la residencia. Es un hombre apacible, que habla bajo, tímido, que tiene unos cuantos libros en su habitación. Le gusta la naturaleza y me cuenta muchas cosas de su infancia. A nuestra conversación se unió Juan Soriano Gavilán, de la zona de Cádiz, un hombre que también pasó su infancia y juventud en el campo.

Francisco dice que los murciélagos se comen ciruelas y fresas y toda la verdura (y también los mosquitos): son dañinos. Un murciélago grande le arañó en una cueva y le tuvieron que poner la inyección del tétanos y de la rabia. La murcielaguina (excrementos de murciélago) es muy buena como abono.

Al petirrojo se le llama pechirrubio y pechuga amarilla en Córdoba. En Cádiz se le llama tontiche, porque pones la trampa y enseguida pica (las trampas eran con cebo, con alúas (hormigas aladas), lombrices, etc.). Para cazar la avefría se usan grillos, pero preferiblemente lombrices. Las avefrías son aves que migran y que van detrás del arado para recoger lombrices. También las golondrinas africanas migran. Francisco cuenta que una vez cogieron un ruiseñor para que le cantara a una señora. Dice que los pájaros silvestres se apenan cuando se cogen para criarlos, hay que ponerles música. Juan recuerda un refrán: “¿Qué pajaro pica la breva? El primero que llega”. La abubilla picotea higos y pasas, huele muy mal y picotea excrementos y se los come.

Las lisas son lagartos sin manos (luciones), que viven en sitios húmedos a bastante profundidad.

Las anguilas se comen, viven en zonas que se empantanan. Cuando se secan se ven muertas en las grietas, había muchas por la parte de Sevilla, saben que pasan de un río a otro. Dicen que ponen los huevos en la desembocadura de los ríos (aunque en realidad lo que llega a la desembocadura de los ríos son las angulas, que han viajado unos 5.000 kilómetros desde el Mar de los Sargazos donde se ha producido la puesta).

Juan me cuenta que con las hormigas león (“ladrones” en Cádiz), jugaban los niños a sacarlas de su agujero con una espiga. Las larvas de las hormigas león se colocan en el fondo de un hoyo en terreno arenoso, en el que esperan que caigan hormigas u otros insectos, que no pueden escalar las paredes por lo suelto del sustrato, y a los que devoran con sus potentes mandíbulas. Juan conoce a los grillos macho y hembra por el ovopositor (tubo para introducir los huevos en el suelo) alargado que presenta ésta al final del abdomen. Francisco recuerda un grillo chiquitillo blanquito que cantaba muy bien, que estaba toda la noche cantando (seguramente Oecanthus pellucens, el grillo italiano, presente en la comarca; le enseñé la foto y lo reconoció). Juan dice que los grillos cantan por medio del roce de las alas. Tienen un oído muy fino, con nada que se acerque uno se meten en su agujero. Los grillos machos se matan unos a otros. Ellos jugaban a sacarlos de sus agujeros con una pajita. Los grillos cebolleros se cargan a los otros grillos y se cargan las plantas, les cortan las raíces; cuando se veían sus agujeros, se cavaba con el azadón y se mataban.

Francisco: el higo se pone bueno por un mosquito que sale por el culo y pasa de un higo a otro. La descripción de lo que ocurre la he tomado de la Wikipedia: “La avispa de los higos (Blastophaga psenes) es un himenóptero apócrito de la familia Agaonidae. Es una de las especies de avispas encargadas de la polinización de los higos. La polinización la realizan las avispas hembras que entran al sícono (higo) por un orificio natural llamado ostiolo y ponen los huevos dentro de éste. Al moverse polinizan las flores y ahí mueren.

Al llegar a un nuevo higo la hembra pone sus huevos a través de un tubo, el ovipositor u oviscapto, que mide casi dos milímetros. La longitud del estilo de algunas flores es de tres milímetros y el de otras es de dos milímetros. Cuando la avispa se planta en la flor de estilo largo no alcanza con su ovipositor a poner el huevo en el óvulo, por lo que sólo puede polinizarla, pero cuando se planta en una de estilo corto la longitud de su ovipositor coincide exactamente con la longitud del estilo y no sólo la poliniza sino que pone su huevo en el ovario de ésta.

La larva se alimenta de la semilla en desarrollo, crece y se convierte en adulto dentro de la semilla. Cuando las crías eclosionan, las hembras, una vez apareadas, recolectan polen guardándolo en unos sacos que poseen en el tórax. Los machos, que no tienen alas, abren un nuevo orificio, permitiendo la salida de las avispillas hembras y a continuación mueren. Más tarde el higo fecundado produce un fruto carnoso con una masa rica en azúcares: higos y brevas.”
Francisco me cuenta que las aceiteras (tanto Meloe proscarabaeus como Berberomeloe majalis), sueltan un líquido amarillo o rojo. Se fríen con aceite y el líquido que sueltan se usaba contra la artrosis, untándolo en las articulaciones (luego mi padre me dice que la “sangre” del curica (así son llamadas aquí las aceiteras) se freía con aceite y se usaba para untarla en las patas de las bestias.

Francisco recuerda que a un maestro suyo le pusieron sanguijuelas para sacarle sangre cuando estuvo enfermo. Se ponen gordísimas, al ponerlas se clavan en la carne y para sacarlas tienen que romperlas.

El pepinillo del diablo es venenoso, infecta la boca (Francisco).

Asilo S. Francisco 13-12-04

Los mayores citan algunas plantas comestibles: collejas, lenguaza, acerolas, serbas, higos chumbos, majoletas, verdolaga, hinojo, tetas de vaca, cepillos (se comen las hojas), vinagreras (Rumex induratus), romanzas (Rumex sp.). Los matagallos (Cistus albidus) son usados para la candela y para fregar los platos.

Preparación de los alcaparrones: se les pone pajotes encima y se ponen al sol y se les echa vinagre y sal.

En épocas de hambre se comen: lagartos y culebras; los lagartos se asan, se les corta la cola y el resto está muy bueno, la carne es muy blanquita; las ranas (se vendían muy caras, las ancas), los peces de los ríos (que muchas veces se pescaban con las manos), ratas, gatos (los mataban también los cabreros para las correas de los cencerros); se comían todos los pájaros (a las golondrinas las mataban porque se comían la pimienta); también se comían los cangrejos de río autóctonos, fritos.

Residencia GEISS 29-12-04 Francisco Dorado y Manuel, ambos de Córdoba; se han criado por las cercanías de Córdoba

La liria se hacía con ajonjera (una especie de cardo) y un zapato de goma, de tocino (se llamaba así); se mezclaba la liria con esa goma, calentándola, y se untaba una varilla de esparto. Se solía poner cerca de los arroyos y en otros lugares para cazar pájaros.

A los palomos se les abría y se ponían en el estómago para abrir las ganas de comer: la sangre de palomo era la que tenía esa virtud.

Los galápagos o tortugas de río se comen. Se ponen al fuego para que se desprenda el caparazón. También los huevos se comen (ponen más de 200).

Cazaban ranas para comerlas en los arroyos; sólo se comían las ancas, fritas, asadas o cocidas; no las comen ahora porque piden mucha agua. Las ranas que venían de Jerusalén eran muy apreciadas.

Francisco comía abubilla. También la zumaya (será el chotacabras), que lleva los pajarillos pegados al pecho y tiene la carne muy dura.

El lúgano canta muy bien. Se hibrida con canarios y también con jilgueros (los descendientes de estos cruces se llaman “mixtos”). El lúgano hace nidos en troncos de enicnas

Antes para Pascua se vendían muchos pájaros en docenas, de todas clases.

El cuco se come los huevos de los otros pájaros.

Recuerdan un pájaro llamado trepaencinas (hay que confirmar si es el trepador).

Se cazaban para comer los conejillos pequeños con una gata y los perros; la gata se metía debajo de las zarzas para sacarlos.

Hay un pájaro que pone los nidos colgando de los eucaliptos. Los nidos están hechos con pelos de la cola del mulo, los arrancan al mulo vivo.

Los cascanueces, con el pico muy gordo, rompen la nuez; si el cascanueces se mete en las casas, te pica en los ojos.

La pluma de avestruz, llamada pluma del gustirrinín, sirve para hacer cosquillas.

Los culebrines hacen los nidos en los carrizos (probablemente son carriceros), se ponía la liria en los carrizos y se pegaban. También usaban una gata para cazarlos (le daban la asadura asada).

La anguila es muy buena para comer, mejor que la pescada, se le quita el pellejo, y sirve para las zambombas y para los taladros de los berbiquíes de los plateros.

Mataban lagartos con el tirador (tirachinas) y los llevaban a una farmacia para hacer una medicina antes de la guerra (sólo usaban en la farmacia la sangre). Los lagartos se comían en épocas de hambre y en los bares se ponían tapas de lagarto. Manuel también cazaba víboras en la Sierra de Córdoba con el tirador.

Las culebras se mareaban con aguardiente de 40º para cazarlas: se ponen borrachas y se cazaban, y se llevaban también a la farmacia.

También se comían aves rapaces, entre ellas los búhos; cornejas, etc. Ave que vuela, a la cazuela.

Nombres de pájaros: chamarín (probablemente verderón o verdecillo), jilguero, triguero (Miliaria calandra, emberizidae), gorrión montes, alcaudón; todos se cazaban para comer. Manuel los cazaba con el tirachinas; también cazaba perdices y codornices.

Las zarzas eran usadas para meterlas en las conejeras y obligar a los conejos a salir.

Los perdigones se cogían corriendo detrás de ellos; tienes concentrarte en uno y cuando se para te tiras sobre él y lo coges.

El día 3-1-05 doy una proyección con mi ordenador portátil en la residencia GEISS3-1-05. Acuden bastantes personas, con una mezcla de curiosidad y perplejidad. Les enseño fotos de animales y plantas de la comarca. Al poco rato se cansan, algunos se duermen y las cuidadoras me dicen que corte. Intervienen sobre todo dos mujeres del campo, Francisco Dorado y otro hombre.

Setas comestibles de la comarca: de cardo y de álamo; saben que la de olivo es venenosa.

Los niños de la comarca jugaban a tocar las mantis religiosas o santateresas con un palillo para que abrieran las alas y entonces se les decía:

Teresa,
pon la mesa,
que viene tu marido
y te corta la cabesa.

En realidad, es la hembra la que decapita y consume al macho cuando se está apareando con él.

(Mi madre dice que también conocía esa canción, pero que se cantaba a las niñas que se llamaban Teresa, y también estaba la versión:

Salamanquesa,
pon la mesa,
que viene tu marido
y te corta la cabesa
).

Las mujeres recuerdan a las mariposas nocturnas Saturnia pyri, que se ponían las niñas en los vestidos. Ellas dicen que se ponían las mariposas de las habas. No se sujetaba con alfiler ni nada, sino que la mariposa solía estar horas posada sin moverse.

Conocen a la culebrilla ciega y el refranillo: “Si la víbora oyera y la ciega viera, no habría quien al campo saliera.” Creen que es más bien venenosa y saben que vive bajo tierra.

Los alcaparrones se curan poniéndolos al sol y también como las aceitunas.

Llaman “meloncito” al pepinillo del diablo (esta planta pertenece a la misma familia que melones y pepinos, la de las cucurbitáceas). Si las semillas te dan en la cara y los ojos te causan escozor.

Los curicas son venenosos y se mueren al echarles aceite.

Se hacían trampas para la mosca del olivo con un líquido dulce: los insectos entraban atraídos por el olor y no podían salir.

La zahareña (Sideritis incana): usada para las pupas y eccemas de la piel, con el agua de la yerba. Todavía hoy es buscada por mucha gente.

Un hombre recuerda una plaga de langostas, aunque no muy grave, en la Campiña, hace ya bastantes años. Otro hombre recuerda una invasión de grillos, al parecer tras una tormenta; había muchos en las calles.

Las paulicas (deben ser chinches hediondas de la familia pentatomidae) dan buenos “viajes” a los trigos, donde pueden ser plaga, el rodal q atacan queda “listo”.

Las tijeretas son llamadas rapaculos en la comarca.

Jopos (plantas parásitas): su caldo era usado para diarreas y cólicos.

Cola de caballo: en infusión, para toda clase de dolores y para cuando se atranca la orina

Matagallos (Phlomis purpurea): usada en cocimiento para algunas enfermedades.

Cistus albidus: estepa, usadas sus hojas como estropajo.

Jara para las úlceras de estómago, en cocimiento.

Sobre el romero, me dijeron este bonito poema:

El que pasa por el romero
y no coge de él,
ni tiene amores
ni espera tener
.”

Un hombre habla de unas arañas grandes y negras, peligrosas, que viven bajo las piedras, muy probablemente Macrothele calpeiana, la araña negra de los alcornocales, común en la comarca.
Macrothele calpeiana. Pertenece al grupo de las tarántulas tropicales y está estrechamente emparentada con una de las arañas más peligrosas del mundo, la araña de tela de embudo australiana (Atrax robustus), aunque no se tienen noticias de que la picadura de Macrothele sea peligrosa (sí es dolorosa). Obsérvense sus enormes colmillos orientados hacia delante.

El gran caracol sapúo (Cornu aspersa) es comido en la comarca.

Asilo de San Francisco 4-1-05

Conozco a Tiburcio, apodado Coeño y también el Flamenco. Dice que tiene más nombres que el chocho. Ha trabajado en las huertas de Priego.

Me cuenta que el lagarto se come, pero se le quitan las partes venenosas, que son la cola y la cabeza. Los lagartos atacan a las mujeres que tienen la menstruación (a una prima suya le atacó un lagarto cuando tenía el periodo).

A los erizos los matan los hortelanos porque tienen la creencia de que la orina y la menstruación de la eriza son venenosas.

Los sapos escupen veneno; las personas mayores los inflaban para divertirse.

Las “lombrices” (sanguijuelas; como las lombrices pertenecen al filo de los gusanos de cuerpo segmentado o anélidos) se usaban para ponerlas en las mataduras de las bestias para que se curaran, con un trapo o esparadrapo, las sanguijuelas se morían y la matadura se curaba. Las sanguijuelas eran antes usadas para evitar la congestión venosa y las gangrenas en las heridas (también, según mi madre, contra la hipertensión se hacían sangrías con sanguijuelas).

Las chinches picaban mucho en verano, se encontraban en las camas, sólo se mataban a zapatazos.

Entrevista a Encarnación Asilo San Juan de Dios 11-1-05

La mayoría de los residentes estaba en malas condiciones y sólo me entrevisté con Encarnación Gutiérrez. Es una mujer morena, de ojos vivos. Le gustan los documentales de la 2, no es beata, tiene 82 años, buen ánimo, un linfoma desde hace 8 años y dolores en las rodillas. Le gusta la soledad, pero disfruta mucho de las visitas esporádicas de unas niñas amigas suyas. También le gusta cuidar sus plantas (cultiva incienso) y observar a los gorriones desde su cuarto, del que se ocupa de que esté siempre bien ventilado. Se crió en Castil de Campos y ha trabajado desde chica en el campo; luego se fue a trabajar a Barcelona. De pronto se pone a hablar del programa de Juan y medio y opina que eso son complicaciones, no entiende que la gente quiera complicarse la vida con una pareja, con lo bien que se está solo, la libertad que se tiene. Ella es soltera. Dice que en su época estaba mal visto que se fuera a visitar a un hombre enfermo y solo, aunque no a una mujer. No le gustan los remedios con plantas ni los curanderos y sólo confía en los médicos

Cogía setas de olivo, de álamo, de cañaheja, cardocuca y encina.

En marzo y abril cogía caracoles blancos de la sierra, pero no le gustan porque son muy babosos; iba al campo a coger collejas, narcisos en febrero, a por collejas y lenguaza. La preparación de ésta última es la siguiente: se cogen los tallos, se lavan, enharinan y se fríen; también se comen hervidos. También comía borrajas y alcaciles. Usa el romero y el tomillo para aromatizar las carnes.
Anchusa azurea (lenguaza).

El escaramujo huele muy bien, también el majuelo. Había una planta para pegar insectos, de flores rosadas o moraíllas, se usaba para atraparlos. La zarzaparrilla es muy bonita, parecida a la hiedra (será Smilax aspera); la madreselva también huele muy bien. Con Echinops strigosus (cardo yesquero) se hacía yesca: su abuelo machacaba las hojas y servían para encender el cigarro.
Cardo yesquero

La manzanilla borriquera es buena para el hígado, pero amarga mucho (puede ser Anacyclus clavatus, pero habría que confirmarlo).

Le gusta observar a los gorriones desde su habitación. Dice que primero se emparejan, luego se aparean, luego traen ramillas y se turnan para estar en el nido; cuando uno llega con un gusano o algo es cuando el otro sale del nido. Conoce los siguientes pájaros: escribana, triguero, vegeta (que hace sus nidos en el suelo), avefría (que se ve en abril, detrás de las yuntas; es rayado, parecidos a las vegetas), pardillos (muy chiquitillos). Los cagachines (herrerillos y carboneros) se ven en grietas de las casas; son muy pequeños, pero crían muchos pajarillos (8 ó 10). Los abejarucos hacen agujeros en las paredes de los ríos para criar. La abubilla o bejuguilla huele muy mal. Los mochuelos hacen los nidos en medio de un majano. El cuco pone su huevo en otro nido para que otro pájaro lo críe.

Conoce más usos de las plantas: el jaramago hervido y troceado es bueno para pavos, conejos y cabras. La tárraga tiene una flor amarilla, se cría en los arroyos, le gusta a las cabras y sabe la leche (también sabe la leche cuando las cabras comen romero). Tenemos que averiguar qué especie es la tárraga. Con la escobonera (Mantisalca salmantica) se hacen escobones. Las calles se alfombran el día del Corpus con juncia, ginestra, gayomba y retama. Conoce las siguientes plantas de arroyos: anea, mimbre, berro (lo ha probado, los catalanes lo comen mucho en ensalada). Un amigo le decía que ella era la flor del berro (la flor del berro es blanca y muy pequeña). Sus amigas le decían: “eres la flor de la esparraguera”, que significaba: eres tonta; es una frase que se usa para meterse con otra persona. El poleo, el té y la cola de caballo son buenos; la hierbabuena y la manzanilla son buenas para las tripas.

La sieteenrama (Potentilla reptans según E. Triano, aunque quizá se refiere a otra planta) se usa para elaborar el arresoli en Castil de Campos. Se cría en los blancales, en los troncones de los olivos.

La zarzaparrilla es muy buena para la sangre. Es parecida a la lapa (en este caso se trataría de Rubia peregrina, aunque en las fotos que le enseño no parece reconocerla).

El espárrago de zorra echa una flor blanca, huele muy bien y se cría en los majanos Sería Bryonia dioica según Triano, aunque podría tratarse de Tamus communis, de la misma familia que el espárrago y cuyos tallos jóvenes tienen un aspecto parecido a los del espárrago. Hay que tener cuidado de no confundir estas dos plantas, ya que Tamus communis es venenosa.

"El que quiera saber que compre un viejo", me dice Encarna. Efectivamente.

1 comentario:

  1. Hola, me he encontrado por casualidad tu blog buscando información sobre Echinops strigosus L., y me ha encantado la lectura de este apartado y tu investigación de la etnobotánica de la zona. Un abrazo

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